La autopublicación siempre ha existido, aunque ahora se oye mucho hablar de escritores autopublicados porque la tecnología ha permitido que se abaraten los costes y que esté al alcance de todo el mundo. Pero ¿están teniendo en cuenta la corrección en su proceso editorial independiente?
Tradicionalmente, la autopublicación, autoedición o edición de autor estaba destinada a unos pocos, gente con dinero que podía permitirse asumir los costes que conllevaba hacerse cargo de todo el proceso editorial, impresión y distribución… Esto ya no es prohibitivo, y prácticamente cualquiera puede ver su libro publicado.
Por un lado, es una maravilla, se abre la puerta a grandes ideas y grandes escritores que estaban escondidos, que no se han atrevido a buscar una editorial, que han sido rechazados o que, simplemente, no quieren depender de nadie y prefieren ser autopublicados y gestionarse ellos mismos su trabajo y los beneficios. Pero, por otro lado, esta tendencia está haciendo que baje la calidad de las publicaciones.
En un proceso editorial al uso, una novela pasaría por un mínimo de tres correctores, se harían lecturas antes, durante y después, mil anotaciones… se pone el manuscrito del derecho y del revés, porque lo que buscan las editoriales es la calidad absoluta, que se les reconozca por su trabajo bien hecho y su elección cuidada de los autores por los que apuestan. Con el auge de la autopublicación, esto se ha devaluado bastante, porque muchos autores quieren ahorrar el cien por cien de los costes gracias a Amazon y prescinden de la parte de corrección porque la consideran algo secundario. Menos mal que, poco a poco, esta tendencia está cambiando. Cada vez más autores buscan dar a sus trabajos la máxima calidad y contratan a correctores, portadistas, ilustradores… que ayudan a elevar el nivel de su libro y su propia categoría como escritores, y muestran ese toque de cuidado que tanto se ha echado en falta en el mundo de la autopublicación estos años.
¿Quién no sueña con escribir un libro?
No disimules, todavía no he conocido a nadie a quien no le gustaría ver su nombre en una portada, sentir ese orgullo de crear algo desde cero y que perdure en el tiempo, el reconocimiento…
Ahora mismo, es muy fácil conseguirlo, solo hay que saber hablar, ni siquiera escribir, porque existen los dictados
Pero, y una vez pasadas tus ideas a texto, ¿qué? Ay, amigo, aquí entro yo
Como decía antes, en un proceso editorial clásico, el libro pasa por varias fases, pero la que nos interesa aquí es la corrección; la clave para que un libro sea agradable en su forma.
La importancia de la corrección
Hay un fallo que cometen algunos escritores cuando mandan las novelas a las editoriales, y es mandarlas sin corregir, pensando, erróneamente, que ya se la corregirán si les cogen. Pero esto es más bien al contrario
Te pongo un ejemplo de por qué es importante la corrección: durante muchos años, he estado suscrita a Kindle Unlimited, el servicio de libros de Amazon formado, en su mayoría, por autores autopublicados. En estos años, he visto de todo, pero recuerdo una saga en concreto que me gustaba mucho, pero me moría de pena al leerla por lo mal puntuada que estaba. Se veía que la autora no había pasado el manuscrito por un corrector, porque, entre otras cosas, no utilizaba bien las rayas de los diálogos, haciendo la lectura bastante incómoda de seguir. Por supuesto, tiene opiniones negativas en referencia a esto, bastantes, pero también tiene muchas buenas porque los argumentos están muy bien. Y lo curioso es que, mientras la seguí, jamás mejoró ni corrigió esto.
Un texto mal puntuado es un texto molesto de leer. Y aunque el lector no sea consciente de por qué, durante la lectura, no está al cien por cien cómodo, relajado, porque hay algo ahí que le despista cada cierto tiempo, que no le deja fluir con la historia y las palabras.
¿Verdad que no quieres que a tus lectores les pase esto con tus novelas?